Luchas
liberales emprendidas al rededor de unos 46 años por pensadores divididos
principalmente en conservadores y libertadores –valga la redundancia
liberadores-, los primeros por su parte tenían la esperanza de la entonces
nueva nación independiente (México) modificara su forma elitista de gobierno
donde era una división oligárquica -de pocos-, los otros por su parte creían en
el cambio efectivo que se daría por medio de la evolución de pensamiento
–repudiando, por lógica todo aquello que tuviera injerencias o tintes de la
antigua colonia-, hubo golpes, guerras, traiciones, etc. Pero se llego a una
solución o una especie de acuerdo –no espero contarles todo el panorama
histórico porque esa no es mi intención- según Jaime moreno Garavilla en la
constitución de 1917 donde se puso al estado a la disposición del pueblo.
Ahora bien indicado este pequeño
panorama sobre lo que hablaremos enseguida me gustaría plantear una pregunta
concreta ¿Se cumplieron las expectativas de una nación desde la perspectiva de
unión de perspectivas plasmadas en dicha constitución?
A
mi parecer no fue así, en primer lugar seguimos viendo esta división de clases
sociales o división de poderes oligárquica donde se respeta la opinión de
algunos, donde las perspectivas sociales sirven como cebo (carnada) para
obtener un puesto político importante y donde en realidad, una vez ubicados en
dicho puesto, se olvidan propuestas e intereses de la masa popular. Por otra
parte en este primer punto debo mencionar que no todo esta tan malo –por así
llamarlo- de la lectura del ensayo “el liberalismo en México” de Abelardo
Villegas me ha quedado claro que la noción de iglesia y estado para nuestra
actualidad ha sido mucho cambiada, en cuestión política y económica
primordialmente, pero me cae en mente la situación actual de programas
televisivos –e inclusive canales- dedicados a misas, oraciones, seminarios,
etc. Dejo abierto el punto del avance de la lucha liberal al pleno siglo XXI y
sobre la división de fuerzas y estructura económica y social en nuestro país
principalmente.
Como
segundo punto me causa muchas ideas la lucha ideológica que se siguió en estos
movimientos liberales en el siglo XIX, al menos en la lectura ya mencionada de
Villegas y en articulo de Jaime Moreno, no logro obtener información del
destaque de nociones absolutamente nuevas –viéndome en este punto un poco
estricto-, pero no debe caber la menor duda que ha habido personajes
impresionantemente bueno como José María Luis Mora, Fray Servando Teresa Mier y
Mariano Otero por citar algunos casos, pero cabe mencionar que se nota en
alguno de ellos y en lo general en el movimiento liberal una pisca de
perspectiva francesa y estadounidense, principalmente por la influencia de
Rousseau, Montesquieu, etc. Mi punto va en vista de ¿Qué tanto en la
actualidad, se ha construido una tradición mexicana, sin mirar la realidad
desde perspectivas de las perspectivas? Me parecería que muy poco, ya que se ha
seguido los moldes marcado por una “tiranía occidental” que se ha dedicado a no
considerar en muchas etapas de la historia a América como algo sin Historia o
como el nuevo occidente o como imitación de occidente, etc.
A los fines de este trabajo me he
detenido en estas dos visiones de un movimiento histórico liberador, a una
actualidad donde debería seguirse un régimen de dicha índole, pero como de lo
que se trata es de intentar dar una aportación aunado a una crítica, tomare las
palabras citadas por Jaime Moreno acerca de Norberto Bobbio “El mejor remedio, contra el abuso del poder,
bajo cualquier forma, es la participación directa o indirecta de los
ciudadanos”.
A lo que me refiero con esta cita, es
que muchos de los cambios para mal o para bien que han aparecido a través de
los años con cada gobierno nacional y sus reformas y todo lo que sigue, deben
mirarse como una cortina de avance popular, en la cual los verdaderos
beneficiados como en el siglo XIX siguen siendo unos cuantos, por lo tanto lo
que debemos hacer como ciudadanos es intentar sustentar las criticas y el afán
de cambio como nación participando e interactuando con la naturaleza que nos
infringe.
Jesús Alexander Zúñiga
Santos